Tate Modern es uno de los museos de arte más importantes del mundo y alberga una impresionante colección de obras de artistas contemporáneos de todo el mundo. Al entrar en la galería, nos sorprendió la cantidad y variedad de obras que allí se encontraban. A Fernando, nuestro hijo, todo le llamaba la atención y se mostró especialmente interesado en algunas piezas con mucho colorido. Disfrutó mucho explorando y descubriendo las galerías de la exposición (Sólo hay que ver su cara).
Entre las obras que más nos gustaron se encuentran la famosa pieza «The Scream» de Edvard Munch, así como la impresionante «Black on Maroon» de Mark Rothko. También nos detuvimos a contemplar obras de artistas contemporáneos como Banksy y Jenny Holzer, lo que nos permitió tener una visión más actual del mundo del arte.
No sólo disfrutamos de las impresionantes obras de arte, sino que también apreciamos la arquitectura y el diseño del edificio, que es una antigua central eléctrica reconvertida en un espacio de arte moderno. El edificio, con sus techos altos y ventanales grandes, proporciona una iluminación natural que realza aún más las piezas expuestas.
Después de pasar varias horas recorriendo las diferentes galerías de la Tate Modern, decidimos tomar un descanso en el café del museo. Mientras nos relajábamos y comentábamos las obras que habíamos visto; Fernando, el pequeño, estaba especialmente emocionado por obras como «El Grito» de Edvard Munch. Nos sorprendió ver cómo nuestro hijo de 5 años podía apreciar y transmitir tanta emoción por el arte. Aunque lleva visitando museos con nosotros y disfrutando de exposiciones desde que nació, aún es bastante llamativo ver a un niño tan pequeño disfrutar de esta manera. Una vez más, confirmamos que los museos pueden ser muy divertidos para los niños siempre que entendamos que ellos necesitan que nosotros también nos involucremos para que comprendan lo que están viendo.
Después del descanso, continuamos nuestro recorrido por la galería. Descubrimos algunas obras nuevas que no habíamos visto antes, como la impresionante instalación de Ai Weiwei, «Sunflower Seeds», que consta de millones de semillas de girasol hechas a mano. Esta obra nos dejó una gran impresión, ya que nos hablaba de la importancia de la individualidad y la unidad en el mundo contemporáneo.